Tite Curet Alonso y la influencia de las religiones afrocaribeñas en sus composiciones
por Gabriela Ortiz Díaz |
(Foto: Archivo de Giuliano de Portu)
El destacado compositor puertorriqueño Catalino 'Tite' Curet Alonso era un conocedor de las religiones y espiritualidades afrocaribeñas, aunque no fue practicante de ninguna. Algunos versos de composiciones de su autoría como “Ae Cumaye”, “A mi pai Changó”, “El hijo de Obatalá”, “Tengo el iddé” y “Plantación adentro” demuestran que Tite Curet estuvo profundamente relacionado con diversas religiones y prácticas de espiritualidad popular afrocaribeñas.
En esto coincidieron las cuatro personas que expusieron en el panel “La influencia de las religiones afrocaribeñas en las composiciones de Catalino ‘Tite’ Curet”, llevado a cabo recientemente en la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras como parte de las actividades organizadas por el Comité Centenario Catalino 'Tite' Curet Alonso, constituido para visibilizar y difundir la aportación del destacado compositor a la cultura popular de Puerto Rico y el mundo de cara a 2026, cuando se cumplen cien años de su nacimiento.
Durante las ponencias de Julio Alvarado, Ricardo Pons, Ivette Chiclana y Lester Nurse Allende, profesores y estudiosos de estos temas, se expusieron varias razones por las cuales Tite Curet dominaba conceptos y elementos de las religiones afrocaribeñas sin haberse iniciado en alguna de ellas y los plasmaba en sus canciones.
Para el profesor de Historia Julio Alvarado, este rasgo presente en las letras de Tite Curet tiene que ver con el “nacionalismo africanizado o la influencia que tuvo África en su desempeño como escritor”. Según Alvarado, el fervor de Curet de destacar en sus canciones, incluso desde los títulos, aspectos de la herencia africana en la cultura puertorriqueña lo llevó a escribir sobre temas como, por ejemplo, la protección que pueden ofrecer a las personas las distintas deidades de la religión Yoruba.

Por su parte, el arreglista musical y profesor Ricardo Pons comentó en su presentación que
“Tite fue una persona profundamente espiritual, un humanista. Es evidente por las letras que siempre estaba pendiente al elemento humano, a las experiencias de las personas, sobre todo de la gente trabajadora. A mi entender, como parte de uno de sus compromisos de por vida, que fue escribirle y cantarle a la negritud, viene envuelto la cuestión de la espiritualidad y las religiones del Caribe”.
Durante la tercera exposición del panel, la etnóloga Ivette Chiclana expresó que “las canciones más emblemáticas de don Tite con relación a las religiosidades afrocaribeñas son aquellas en las que expone, denuncia, y condena la injusticia; canciones que invitan a legislar, a pensar las condiciones de vida de nuestros pueblos afrodescendientes”. En estas composiciones caribeñas, según Chiclana, Tite realzó las construcciones ideológicas del legado africano y plasmó su sentir afrocentrado “al son del saoco del barrio” porque “entendía la fuerza de nuestras religiones, y escribía desde el conocimiento de nuestra diversidad y sus entrelazados procesos”.
El profesor y estudioso del legado afrodescendiente en San Mateo de Cangrejos, Lester Nurse Allende, afirmó durante su intervención que el conocimiento que tuvo don Tite sobre religiones afrocaribeñas, particularmente sobre la Yoruba, lo adquirió a partir de los vínculos que hizo en la ciudad de Nueva York con músicos brasileños y cubanos.

Aunque no era practicante de ninguna de las religiones afrocaribeñas o creyente de sus divinidades,
“papi era una persona que en los años 80 acudía los domingos a la Iglesia bautista. Era muy querido en la congregación. Llegó a escribir canciones cristianas”, recordó Hilda Curet, quien estuvo presente durante la actividad y forma parte del Comité Centenario Catalino ‘Tite’ Curet Alonso.
Áfrika Clivillés, por su parte, quien compartió con Tite Curet en un sinnúmero de ocasiones, aportó desde el público que, en términos de espiritualidad, don Tite era devoto de San Lázaro.
“La pasión, la fe, la creencia que él tenía, tanto en el Cristo Negro de Portobelo como en San Lázaro, era gigante. De hecho, se recogían paquetitos de 13 centavos y se salía por la noche cuando era día de San Lázaro a entregarlos a las personas sin hogar”, dijo Clivillés, además de añadir que Tite guardaba respeto por todas las religiones.
Prácticas cotidianas de don Tite presentes en sus composiciones
La humanidad que destilan las composiciones y poemas de Tite Curet son reflejo de las prácticas cotidianas que lo distinguían. Su hija compartió con el público que su padre tenía “don de gente”, que le gustaba “andar a pie” para observar, que era muy jovial y que la risa era parte de su día a día. También, que siempre practicaba el ejercicio de la escritura a partir de experiencias vividas diariamente. Todos estos aspectos humanos le permitieron “escribir canciones como si fuera un sastre”, dijo Hilda Curet; a la medida de cada persona que le comisionara un tema.
“Siempre estaba escribiendo, componiendo y haciendo trajes en forma de canción para diferentes personas”, confirmó Hilda Curet al relatar algunas vivencias cotidianas que experimentó junto a su padre.
En ese sentido, fue el carácter humano puesto en los temas que escribió para cantantes reconocidos internacionalmente como Ismael Rivera, Cheo Feliciano, Celia Cruz, Pete “El Conde” Rodríguez, Rubén Blades, entre otras y otros, lo que hizo que don Tite despuntara y se convirtiera en uno de los compositores puertorriqueños más prolíficos del pentagrama popular y en uno de los autores que más canciones llevó al primer lugar de las listas de éxitos en el Caribe.
El Comité Centenario Catalino “Tite” Curet Alonso tiene como meta visibilizar y difundir la obra del destacado compositor nacido en Guayama a través de actividades educativas, eventos artísticos y otros encuentros que lleguen a escuelas, centros culturales, plazas públicas y diferentes comunidades del País. Por eso, este panel se celebró en la Universidad de Puerto Rico. Como parte de un acuerdo colaborativo, la Dra. Angélica Varela, rectora del recinto riopedrense de la UPR, expresó sentirse orgullosa de pertenecer al Comité.
“Hablar de Tite Curet es adentrarse en la historia viva de la música caribeña, en el sincretismo de las religiones y en el alma de un pueblo. Tite Curet no solo fue un compositor extraordinario, fue un poeta, un cronista de la vida cotidiana que con su talento supo plasmar la esencia de la identidad boricua y caribeña en cada una de sus composiciones. Lo que hizo especial a Tite fue su capacidad para conectar con nuestra gente a través de la palabra”, dijo la rectora.
Finalmente, ante un público que contó con la presencia de estudiantes universitarios, el presidente del Comité, José Rodríguez, mencionó que “lo más importante es que los estudiantes están aquí y ese es uno de los compromisos del Comité, que todo aquel joven que no tuvo la oportunidad de conocer la música y la poesía de Tite tenga la oportunidad de empezar a conocerlo”.