Pieles…

por Yamary Sánchez Manso

 

Y es que el nudo en la garganta que me hacía llorar
por no entender en quien me convertía,

se convirtió en soga que amarra otras cuerpas por placeres que estaban inconclusos;
que no se resolvían, ni revolvían como sustancias heterogéneas.

Que aquellos porqués,
se convirtieron en por ellas,
se transformaron en caderas,
en tetas,
en cinturas,
en bocas y en piernas,

que llevan en la miembra lo mismo que yo.

Que la piel ya no me duele
cada vez que me tocan;

porque ahora me acarician las manos de una mujer
que con labios carnosos me susurra al oído lo mucho que me desea.

Lo mucho que me sostiene.

Que para volver a un clóset
métanme en un ataúd que asfixia menos,
porque el suspiro me volvió al cuerpo en orgasmos pecaminosos
que quebraron a gente que amé con ideología,

pero no con pasión… ni deseo.

Que las oraciones se me atascaron en la boca
y no me dejaban respirar.
Que el clóset no es un clóset,
si no hay un corazón roto con temor llorando ahí.

Porque encontramos más refugio en el silencio
que en las personas que suponen amarnos.

Porque yo amo tanto, pero tanto
que me agota no poder amar a libertad.

Que les juro, sin jurar en vano
que no le deseo ni a la peor persona,
lo que se siente querer y no poder hacerlo.

Que si reencarno...

no tardaré tanto en amarla;
porque perdí años odiándome y obligándome
a desear cuerpos que no me llenan.

Y no le pienso pedir perdón a ningún ser.

Porque mi descanso eterno
será en los pechos de una mujer negra.

O no será.

. . .

 

 

… de Escarcha.

por Alejandra "Al" Rosa

 

La liberación queer en esta piel,
asume azules, violetas, rosas
como filtro diario,
la escarcha como tierra.
 
Pinta nuestras uñas como pasaporte,
nuestras marantas, finca multi crisol
de raíces que engravan el aire.
 

Dejamos nuestro ADN transcolor,
plantado en cada post.
Visibilizamos nuestro afecto,
nadie lo hace mejor que nosotres;
nosotras, ellas, elles, 
brujes de cultivo diario.

Enraizamos placeres,
donde otros muerte.

Quemamos crucifijos
en cada exhalación diaria.
Nuestro viento, viene de golpe,
desde adentro.
 
Nos proclamamos fincas
rosas, turquesas, naranjas,
viajando el universo,
como nos place,
porque podemos.
 
Nuestros tallos, 
dan sentido futuro
a este presente,
que nos murmulla:
ni cielo, ni infierno,
tierra.
 
Porque podemos,
porque podemos.
 
porque podemos,
porque podemos.
 
porque podemos,
porque podemos
porque podemos.
 
Nuestra jayaera
apaga iglesias,
incinera violencias.
 
Liberamos paredes internas, 
a sabiendas que la alegría
Iluminará cada día
que nos recordemos nuestres,
libres, negres, cuir.
 
Les incomoda, 
y más escarcha untamos
en nuestras pieles.
 
Nos proponen grises,
y vomitamos brillo.
 
Nos piden silencio,
y salen mariposas violetas
de nuestras gargantas,
 
revolotean espirales,
vociferan cantos de libertad,
porque podemos.
 
Porque podemos,
porque podemos.
 
Este mes, 
y cada mañana, 
y herida, y llaga,
cicatriz de agua,
 
estamos volviendo a soñar, 
a pesar de ustedes...
 
somos,
 
tubérculo de fuego,
que escarcha.