"Lo que no se nombra, no existe"

Vista pública del Proyecto Senatorial 1282: Ley Contra el Discrimen por Razón de Estilos de Cabello

Por Yamary Sánchez Manso

Hoy, pensando en lo que sucedió antier, 23 de enero de 2024. Un año recién nacido, pero año de elecciones que a veces saca lo peor de quienes en el gobierno están en posiciones de poder o quizás, lo que realmente son.

Se sintió. Como si otra vez nos hicieran entrar por la puerta de atrás.

Tan pronto llegamos al salón, un hombre blanco en la entrada era quien hostilmente nos daba instrucciones; en una primera instancia, sin dejarnos entrar. A nosotras, un medio periodistico evidentemente negro a quien este tipo de discrimen nos afecta directamente.

Entonces, nuestros cuerpos racializados como negros, fueron ubicados en una esquina detrás del salón, donde no podíamos ver; mientras a la prensa tradicional, que aunque (agradecemos la amplificación) la realidad es que la mayoría del tiempo nos cosifica, pues estas coberturas son solo números para su capital; mientras para nuestro equipo son mensajes que recibimos casi a diario de esos - ¿qué podemos hacer? - angustiosa y repetitivamente. A la prensa negra, mientras a la tradicional le dieron primera fila.

Nos pusieron en la parte de atrás, al único medio periodistico antirracista y evidentemente negro de la isla, nos sentaron en la esquina, donde el mismo hombre blanco tropezaba constantemente con nosotras sin pedir disculpas, ni permiso. Repitiendo el comportamiento jerárquico del poder.

Pero uno elige sus batallas y guardamos la calma [pero no silencio].

Así que repito, era un hombre blanco en la entrada, decidiendo - muy hostilmente - quién entraba y quién no; mientras la puerta estaba paralizada por personas negras queriendo entrar. A ejercer nuestro derecho a la libertad de prensa, a la vista pública, al derecho de ser, de estar, de ser escuchados, ser vistos.


Pero aún hay más.

Un mejunje de palabras que te deja con un mal sabor de boca, que piensas - ojalá me quite el malestar -, pero el remedio es peor que la enfermedad y terminas, desde la silla, no sé, ¿sin aire? Porque ves las caras de muchas, muchos, muches, que parecen intentar descifrar la palabra precisa para que se entienda la urgencia de lo que decimos…

Que, ¿de qué vale una constitución que no nos protege? Cuando todavía en el 2024 hay escuelas con libros de historia que nombran a las personas negras, personas esclavizadas como recursos. ¿De qué valen los derechos humanos si cuando nos ven, ven un estigma, un color, un afro, un pelo crespo, unos locs, unas trenzas africanas....? Criminalizando y deshumanizando.

Entonces, recapitulando.

Ya a las 9:30 de la mañana, llegamos al Capitolio de Puerto Rico, Edificio Rafael Martínez Nadal, Salón María Martínez de Pérez Almiroti para la vista pública del Proyecto Senatorial 1282, dirigida a establecer la Ley Contra el Discrimen por Razón de Estilos de Cabello, que comenzaba a las 10:00 de la mañana, pero que no comenzó hasta pasadas las 11:00am.

Quisiera decir “cosas que pasan”, pero otra vez vemos la poca preparación cuando son temas que ameritan premura, cuando son temas referentes a la población negra y afrodescendiente en Puerto Rico; y luego hay quienes se llenan las bocas de falacias y dizque justicias como si fueran frases de almanaque, reiterando que se contempla en la Ley 100, “la ley nos protege”.

No me protegió de los más de 10 años cada dos meses quemándome el cráneo, violentando y dejando de ser mi propia dueña, para encajar en las estructuras sociales. No protegió a Alanis, ni a Luna, ni a Julia, ni a Welmo cuando hablaban de experiencias similares, pues este sentimiento, esta sensación de asfixia es colectiva.

La sociedad encajona lo normal y tradicional en fenotipos de “la raza blanca” como si la raza blanca realmente existiera, porque el mito de las tres razas siempre se usa para alejarse de lo negro y para poner paños tibios sobre quienes quieren olvidar que en su linea ancestral están mas cerca los victimarios, los señores, los esclavistas y los que escribieron cartas de “Derechos Humanos”, cuando todavía, a las personas negras no nos reconocían como tal. Haciéndose las víctimas, se acuerdan de que “solo existe una raza, la raza humana”.

La Ley 100 no me protege de enojarme y de las ganas de llorar cuando pienso en escribir lo siguiente, - cómo me perdono de permitir que me violentaran así -, pero era una niña… tenía menos de 10 años cuando me alisaron por primera vez, pero no solo a mi, porque la sala completa estaba llena de historias de infancias traumadas.

Y nos dicen que a los niños no se les maltrata, no se les toca, no se les falta el respeto, pero a los niños negros que hoy somos adultos y algunos ancestros, se nos quemó, se nos laceró, se nos cortó una extención de nuestros cuerpos, se nos negó la educación, se nos negaron trabajos… porque “se nos ven las raíces”.

Léanlo otra vez, SE NOS VEN LAS RAÍCES.


Porque las raíces son un problema cuando son negras. ¿Pero qué hacemos cuando las raíces se nos ven en la piel, se nos ven en el cabello? Nunca ganamos, quienes nos dimos alisado o quienes no. No importa si decidimos encajar, o si decidimos hacernos trenzas, bantu, locs, seguimos siendo un problema.


La Vista del P.S. 1282 no comenzó hasta después de las 11 de la mañana, porque no estaban listos para el poder de convocatoria que tenemos las organizaciones antirracistas de este archipiélago. Porque pensaron que pasaría como otras vistas públicas, que “nadie llega”, pero esta vez fue diferente. Se les olvidó que quién propuso la ley, fue la única senadora evidentemente negra del Senado, Ana Irma Rivera Lassén, porque honorables son los actos, posturas y trabajos que hace por sus comunidades.

No estaban preparados siquiera para la amplificación. Parecía intencional. Las bocinas no funcionaban para que la prensa recogiera el audio para sus respectivas coberturas. El audio de la transmisión en vivo desde facebook, también falló. En los señalamientos de la gente, se encontraba que “esto no pasa en otras vistas públicas”.

Y como sabemos que no pasa y que era de esperarse; tomamos notas, grabamos audio, videos y fotos, para amplificar lo que allí pasó; porque nuestra lucha no morirá en el Senado. Porque se lo debemos a la comunidad que nos sostiene y sostenemos.



Ennegrecimos la sala, llena de -escuchas- que en silencio, en sus rostros se veían las piedades, angustias, molestias; mientras Luna Smith Domenech, Julia Reyquel Llanos Bultrón, Mayra Santos Febres, Alanis Ruiz Guevara, Lorraine León Ramírez, Welmo Romero Joseph, y Ever Padilla-Ruíz, deponian sus [nuestras] posturas a favor del P.S. 1282.

¿Cómo en el 2024 se sigue hablando de esto?

Volvimos a la herida y viendo los comentarios en las coberturas periodísticas de otros medios “tradicionales”, es obvio, el y los porqués seguimos hablando de esto.

Es inaudito. Es antiético.

El Departamento de Justicia se excusó, pero no es una sorpresa, porque para los asuntos de equidad de la comunidad negra y afrodescendiente, la justicia rara vez está presente.

Gregorio Matias Rosario - AUSENTE/ EXCUSADO
Joanne M. Rodríguez Veve - AUSENTE
Héctor L. Santiago Torres - AUSENTE
Rubén Soto Rivera - AUSENTE/ EXCUSADO
Migdalia I. González Arroyo - AUSENTE
Ada I. García Montes - AUSENTE
Albert Torres Berrios - AUSENTE
Rosamar Trujillo Plumey - AUSENTE
Ramón Ruiz Nieves - AUSENTE/ EXCUSADO
Elizabeth Rosa Vélez - AUSENTE



No estuvieron presente a escuchar a Lorraine León Ramírez, una madre llorando por el trauma que le provocaron varios colegios privados a sus hijos negros. Contando como en el 2022, en el primer día de clases, no dejaron entrar a sus hijos al colegio porque tenían demasiado alto el afro, todo esto delante de los demás compañeros. Y fueron varios incidentes, resguardados de “reservarse el derecho de admisión”. Llevó a sus hijos a recortar y aún así, no fue suficiente; especialmente para su hijo menor, quién tiene un afro con textura mas encaracolada.

“Sin miedo a equivocarme, creo que ha sido de las peores experiencias que hemos vivido como familia, ver a mi hijo llorar, negándose rotundamente a ser “quien era”, lleno de frustración y rabia porque estaban imponiéndole una directriz que violaba su identidad, que lo marginaba y lo obligaba a ser la persona que otros querían que él fuera”.

No estuvieron presentes para escuchar los reclamos de Mayra Santos-Febres, escritora y profesora universitaria, de cómo de manera transparente, nos quitan las oportunidades de vivir y existir dignamente, una y otra vez, solo por como nos vemos, o mejor dicho, cómo nos ven.

“... los puertorriqueños afrodescendientes nos vemos atrapados entre la espada y la pared. Por un lado, ansiamos una plena participación en la sociedad, en nuestros lugares de trabajo. Ansiamos demostrar nuestros méritos para acceder a becas, reconocimientos, ascensos y posiciones gerenciales. Por otro, la plena inserción en dichas esferas depende de cómo “nos vemos”, cómo “nos presentamos”, si adoptamos o no la imagen “profesional”, “higiénica” requerida, una imagen “blanqueada” que pretende que alteremos la textura de nuestro pelo, hasta el color de nuestra piel, si fuera posible.”

No estuvieron presente para escuchar a Alanis M. Ruiz Guevara, peticionaria del P.S. 1282, y lo que genuinamente representa ser “pro-vida”, lo que genuinamente representa cuidar la salud de la comunidad negra en Puerto Rico.

“Por otra parte vale la pena destacar que este es un asunto de salud pública. Donde debido a estos reglamentos las personas negras y afrodescendientes recurren a realizarse alisados… Según un estudio realizado por investigadores en la Universidad de Boston determinó que el uso prolongado de alisados químicos para el cabello por parte de mujeres negras posmenopáusicas se asoció con un mayor riesgo de cáncer de útero. En comparación con las mujeres que nunca o rara vez lo utilizaban, aquellas que informaron haberlos usado más de dos veces al año o durante más de cinco años tenían un riesgo mayor de 50% de cáncer de útero”.

No estuvieron presente para escuchar a Julia Reyquel Llanos Bultrón, cofundadora de la organización y movimiento antirracista NGRX en la Universidad del Sagrado Corazón, de cómo a las personas negras les quitan oportunidades de trabajo y como se les mide de manera distinta a las personas negras que viven con cabellos afro rizados. Julia Reyquel relató como el viernes 8 de agosto del 2023, fue entrevistada en el prestigioso Colegio Sonifel de Fajardo. Y como en dicha entrevista, la directora Ivelisse Dávila, sin duda, y sin vergüenza, le dijo: “Estás cualificada pero, te tienes que cortar el pelo, nosotros no aceptamos ni rizos, trenzas, turbantes y mucho menos, dreadlocks… somos tradicionales”.

No estuvieron presentes para escuchar a Luna Desirée Smith Domenech, cofundadora y líder estudiantil de la organización y movimiento antirracista NGRX en la Universidad del Sagrado Corazón, como si no supieran cómo opera el racismo estructural en esta sociedad y gobierno, que pretende hacerse de la vista larga, como si por no nombrarlo, no existiera. Eso no es justicia, ni equidad.

“Cómo muchos líderes afro dicen, en Puerto Rico el racismo opera por su negación. Este Proyecto de Ley reconoce la deuda histórica que tiene el Estado al no proteger a todos de manera equitativa. A través del 1282 y otros acercamientos, se transformarán las conversaciones del cuestionamiento si el racismo es real o no, a cuestionar ¿Qué vamos a hacer al respecto sobre estas manifestaciones? Este proyecto sirve como herramienta para que asuman responsabilidad las instituciones, agencias y empresas que no garantizan espacios seguros para nuestras afroidentidades, más allá es una oportunidad para que podamos existir plenamente con nuestros peinados ancestrales”.
No estuvieron presentes para escuchar al Lcdo. Ever Padilla-Ruiz, director ejecutivo de la Comisión de Derechos Civiles de Puerto Rico, quien mediante su ponencia hizo que nos cuestionáramos, quién o qué hace a las personas elegir entre una buena paga o su identidad o renunciar a la textura de sus cabellos. Y volvemos y nos cuestionamos con él: ¿eso parece justo?, o mejor apalabrado ¿eso parece equidad?
“Hemos recibido otras querellas, principalmente de integrantes del Negociado de la Policía a quienes les exigen mantener el cabello corto, en el caso de los varones, estableciendo una situación de discriminación. Este reglamento prohíbe el uso de peinados característicos de la identidad racial de muchos de los integrantes de la policía. Todas estas querellas denotan un claro discrimen al ejercicios de los derechos constitucionalmente protegidos”, añadió el Lcdo. Ever Padilla-Ruiz.

No estuvieron presentes para escuchar a Welmo Romero Joseph en representación de Taller Salud, explicar la necesidad de reeducación sobre el racismo y estas violencias que pasan “desapercibidas”, y sutilmente pero que a las personas negras, nos marcan toda la vida y nos quita la dignidad.

“Los peinados afro y/o rizados son señalados como escandalosos, llamativos, exuberantes y antihigiénicos, vinculados a una noción tergiversada de respetabilidad… Nos toca re-educarnos para romper estos esquemas y erradicar las prácticas que laceran la integridad y dignidad de todas las personas en sus diversidades”, añadió Romero Joseph.

Entendiendo que puede parecer una letanía repetitiva, imaginen vivirlo a diario. Imaginen estar en esta vista pública, ya pasado el mediodía y escuchar violencias “sutiles”, justo en el lugar que supone “protegernos”, donde la Senadora Migdalia Padilla Alvelo, se paró en el podio cual púlpito que se lava las manos en nombre de Dios… a hablar desde su experiencia, desde los niños negros de Loíza, desde las trencitas y los afritos, desde la experiencia de ser una madre “blanca” de una hija blanca de ojos verdes con pelo rizado… parecía que estuvo ausente toda la vista y aún peor, como desde su “poder” sin sensibilidad alguna, nombra en una misma oración “higiene, piojos y afro”. A la Senadora Padilla-Alvelo, aún le falta mucho por aprender. Pero sabemos, que lo que nombró, es justamente la misma narrativa racista que tiene la mayoría del archipiélago y el resto de la sociedad blanqueada.


Ahora bien, vayamos a los datos, el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos de Puerto Rico (DTRH), quienes no apoyaron el Proyecto. Datos que no nombraron en su narrativa, pero que conocemos desde el equipo de redacción de Revista étnica.

Según los datos de la Encuesta de la Comunidad del Censo en el 2018, que compartimos en la publicación Ser una mujer negra en una pandemia y otras interseccionalidades, más del 60% de las mujeres negras están fuera de la fuerza laboral. Y es importante aclarar que, no es que no queremos trabajar. Es que sin importar los estudios, la experiencia, los saberes; no somos elegidas para los puestos que estamos igualmente cualificadas, porque la apariencia basada en sus estigmas disfrazados de reglamentos, resta todos los puntos en la evaluación. Nos quieren fuera de puestos gerenciales, fuera de posiciones de poder y se esconden detrás de reglamentos y leyes ambiguas, para “legalmente” salirse con la suya.

Por esto se hacen las leyes. Sin ambigüedades. Con cada palabra nombrada. Porque los peinados africanos también son profesionales, higiénicos, tradicionales; pero el DTRH permite que nos traten como si fuera algo pasmoso, se lava las mano y nos engaveta desde su postura a favor del empleador y no del empleado.

Según lo dicho por la procuradora del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos de Puerto Rico Naihomy Alamo Rivera, en representación del Secretario de la agencia, Gabriel Maldonado González, ya este tipo de discrimen está cubierto por la ley, pues no se puede discriminar por motivo de raza y por lo mismo implícitamente está en la constitución. A lo que Rafael Bernabe Rifkohl cuestionó:

“Si ya está implícito, ¿cuál es el problema de hacerlo explícito?”

El problema de escribirlo y documentarlo, es que tienen miedo a destronar de la comodidad a los patronos y a los grandes intereses, que se aprovechan de las ambigüedades de la ley; porque es en esas ambigüedades que las inequidades se regodean. La ponencia lee: “Por lo antes expuesto, el DTRH entiende que la intención legislativa de esta pieza ya está contemplada y protegida en la legislación vigente que prohíbe el discrimen en el ámbito laboral, por lo que no recomendamos su aprobación”, a lo que la Senadora Ana Irma Rivera Lassén en su turno comentó:

“Decir que la ley de discriminación sobre estilos de cabello es redundante, es decir que el dolor de las personas que lo sufren es redundante”.

El DTRH hizo referencia a una publicación de la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC, por sus siglas en inglés; agencia que administra la mayor parte de la legislación antidiscrimen en el ámbito federal), para sostener el porqué ya este tipo de discrimen “está contemplado en la ley”.

A lo que Maria de Lourdes Santiago respondi haciendo referencia al caso “EEOC vs Catastrophe Management Solutions”:

“El caso no dice lo que están diciendo… En este caso en particular una empleada va a buscar trabajo para contestar un teléfono en una compañía y tiene dreads y le dicen “sabes que, aquí no queremos gente con dreads contestando el teléfono” y ella va al EEOC y el EEOC acepta su defensa y pierden porque el tribunal precisamente dijo “Tus dreadlocks no están protegidos” no solamente dice esto, dice de manera muy específica, rechaza que tenga un elemento identitario”.

continuó diciendo:

“La opinión que ustedes citan para decir que la legislación no es necesaria, lo que dice es, si no hay legislación yo no puedo hacer nada”.

Y con esto cierro.

Si no hay legislación,

¿cómo nos protegemos de la ley?

 

. . .

Agradecemos a quienes dijeron presente, a las organizaciones, a la comunidad, a las madres, a les hijes, estudiantes, profesores, senadores, desde la sala y a través de la pantalla.

Cuando salimos de allí, como balde de agua fría nos cayó la realidad de que, está medida posiblemente será vetada. Ojalá nos equivoquemos.

Pero de camino a almorzar, en una mesa hermosamente llena de gente negra y pelos crespos, vi a una estudiante felizmente llevando su afro y pensé:

Vale la pena. Todas las veces que sea necesario. Vale la pena.

 

. . .

Al cierre de esta edición y de la publicación de este escrito el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos no había respondido nuestra solicitud a lo siguiente:

  • Cantidad de querellas recibidas por razón de discrimen por raza en la Unidad en los pasados tres años (2021-2023).
  • Estadísticas segregadas por causa de discrimen por raza.
  • Resolución de dichas querellas.
  • ¿Documentan las causales de violencias raciales o las razones de discrimen?
  • ¿Cómo se documentan las causales (en entrevistas, formularios u otros)?
  • Solicitamos copia de documento/formulario o entrevista u otros que se utilizan para documentar la causal de discrimen por raza.