Querían candela y candela les traigo yo: negrxs en el #8M
El pasado domingo varias ciudades y barrios del mundo se llenaron de consignas feministas para conmemorar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Aquí en Puerto Rico, en Viejo San Juan la marcha comenzó frente a La Fortaleza con un reclamo de la Coalición del 8M que se suma al de otros movimientos y organizaciones que exigimos con urgencia que se declare un estado de emergencia en el país por la violencia de género.
En lo que va de año, hemos sentido profundamente los feminicidios de 12 mujeres, incluyendo el de Alexa, una mujer negra y trans que fue perseguida y asesinada por la violencia machista, racista y el patriarcado. A Alexa y a nuestra Adolfina Villanueva, mujer negra loíceña que fue asesinada en el 1980 por un policía, les fue dedicada la Jornada del #8M en Puerto Rico, bajo el lema de: Orgullo, memoria y resistencia.
La marcha tuvo una parada obligada frente a la Catedral y ante una multitud que presenció como los pañuelos gigantes de la Campaña Aborto Libre, Seguro y Accesible y el de Separación de Iglesia y Estado fueron desplegados en las escalinatas de la Catedral. Frente a los pañuelos esperaban tres de las nuestras, las activistas negras, Mayra Díaz Torres, salubrista y miembra de Colectivo Ilé, con su hija, Bianca y Sumayah Soler del Colectivo Interreligioso de Mujeres.
Mayra en su ponencia habló de cómo los proyectos de ley como el PS 950 y las enmiendas que pretenden hacer al Código Civil violan la separación de Iglesia y Estado que se establece en la constitución.
“Desde hace décadas, y de manera persistente, se ha intentado generar legislación fundamentada en doctrinas religiosas, que violentan el derecho a la autonomía de nuestros cuerpos, a nuestro derecho a decidir sobre los mismos, a tomar decisiones sobre nuestra salud. En muchas ocasiones, estas doctrinas fundamentalistas anti-derechos, nos arrebatan nuestras vidas.
La educación con perspectiva de género y la educación sexual integral son la clave para prevenir relaciones de violencia, son la clave para prevenir el odio a lo que parece diferente y son la clave para evitar asesinatos como el de Alexa. Impedir que este tipo de educación se establezca en el sistema educativo público es contribuir al odio, a la violencia y a la muerte de más mujeres cis y trans.
El peso de todo ese odio que generan lo cargamos las mujeres—las mujeres negras y racializadas, las mujeres trans, las mujeres envejecidas y empobrecidas. Esas mujeres que a diario entierran hijas y hermanas asesinadas a causa de la violencia machista, las que viven bajo carpas en el sur, las que viven ahogadas por la austeridad, las acosadas, las violadas, las que a diario sobreviven sin el derecho a una vida digna.
Nosotras exigimos un estado laico real que cumpla con el mandato constitucional de la completa separación de iglesia y estado”, concluyó Mayra.
Allí frente a la Catedral, también Sumayah nos inspiró a la vez que cuestionó los silencios de las iglesias.
Sumayah cerró su discurso con un pedido claro y antes de culminar ya la multitud había soltado un grito de dolor y rabia que sirvió de catarsis para continuar la marcha.
Las mujeres negras y afrodescendientes nos fuimos unificando. Fuimos marcando el paso en nuestras propias similitudes y diversidades. En cada saludo, mirada y abrazo se notaba la fortaleza de relaciones y años de lucha. Las mujeres de Colectivo Ilé marchamos juntas.
Quedamos en el medio de la marcha entre grupos fragmentados de la misma marcha que consignaban distinto a pesar de la tumbacoco que amplificaba las consignas centrales. De vez en cuando caímos en el coro del grupo del MST que hicieron la marcha con sus camisas rojas y muchos con panderos en mano. Desde el centro se podía notar las banderas de Matria. A nuestro lado marcharon las mujeres de la comunidad LGBTTQIA+ con la bandera de género no binario con sus colores amarillo, blanco, violeta y negro. Y otra, también con distintas tonalidades de rosados que identifica a mujeres lesbianas.
Entre pasos y consignas nos abrazamos, reímos a carcajadas y compartimos ideas para futuras manifestaciones, para convocarnos y ser más las mujeres negras en este espacio de lucha.
En el trayecto vi a una niña negra trepada en los hombros de su madre. Su pancarta leía: “Tengo derecho a una infancia libre de violencia”.
Recordé por que marcho, recordé que lo hago por que me sostengo sobre los hombros de mi madre, de mis comadres y mis ancestras que con su sudor y sangre levantaron este país. Así como la niña, espero contribuir a que mis hijxs puedan crecer en un mundo libre de violencias.
Cuando llegamos al Capitolio el batey estaba listo para nuestras cuerpas. Las compañeras Eva Ayala y Marielle de León compartieron más reclamos por la inclusión y la dignidad de las mujeres. Las Barrileras del #8M estaban puestas para manifestarse en nuestro género musical autóctono más antiguo y más negro: la bomba puertorriqueña.
Las barrileras comenzaron con un poema dedicado a Adolfina Villanueva. Luego con repiques en un yubá reclamaron justicia. De la voz de Nellie Lebrón escuchamos y vimos a niñas bailar.
“Si te preguntaran dónde es que yo vivo/ No le des mi nombre ni tampoco mi apellido”, una bomba centenaria que nos demuestra como las mujeres negras a través de la historia hemos sido perseguidas y violentadas, siempre buscando protegernos.
La parte más dolorosa de la tarde fue el escuchar la cantidad de casos de feminicidios de las voces de Marién, Kimberly, Nellie y Nicole. Escuchar sus nombres y sus edades duele.
Eulalia de 82, Yari de 39, Alondra de 16, Francheska de 29, Caroline de 30, Aleysha de 22, Dorty de 42, Felicita de 86, Aida de 70, Katherine de 26, Neulisa de 29. Escuchar a todas gritar su nombre “Alexa”, me erizó la piel.
Continuaron los reclamos y repiques de libertad, equidad y dignidad al ritmo de sicá, cuembé y calindá. Las bailadoras hicieron el performance del Violador en tu Camino y el cierre de la bomba fue con la canción “No me va a dar”. Extrañé la voz de Minirka Cabán y espero que pronto esté con nosotras en salud y en toda su fuerza y abundancia.
Entre grupos nuestra Ruthie Arroyo nos invitaba a consignar desde la alegría y la resistencia: “Tata Batata tu homofobia mata”, y las compañeras de Plena Combativa nos invitaron a la cercanía y cerrar el batey.
“Querían candela/Candela les traigo yo/Candela pa’ los corruptos empezando por Roselló/”.
La puebla pidió otra y siguió la plena…
Vivo en el País del tumbe/Vivo en el País del tumbe y aquí el Gobierno es el que tumba más…
Para terminar la jornada, la comunidad LGBTTQIA+ realizó por segundo año la pasarela cuir con unas interpretaciones y performances espectaculares con boleros, bugalú, reggaetón y trap. La energía de Oshún nos llegó gracias a la presentación de Teresa Karolina que terminó su performance derramando una copa de miel por su cara y pecho. La pasarela se prendió en “twerks” perreo y movimientos pélvicos. Nos vimos tentadas a mover los cuerpos frente al capitolio como muestra de resistencia. Una vez más fuimos África, fuimos el Caribe en resistencia desde nuestras voces y nuestras cuerpas.
De camino a comer seguimos perreando, durante la comida hablamos de música, de jevxs y de las cosas que nos dan placer. Hablamos del placer alto, sin restricciones y reímos a carcajadas.
De camino a Barrio Obrero hablaba con Ana de la urgencia de que seamos más mujeres evidentemente negras en estos espacios de resistencia. Le enseñé el video de las hermanas afrofeministas de Perú y soñamos con un montón de negras tocando palo dominicano, rumba, más bomba y más plena. Llegamos a la Placita Barceló y seguimos soñando, pero esta vez con el próximo día a conmemorar, el Día de la Mujer Negra y Afrodescendiente (25 de julio). Soñamos con la corilla saliendo de El Hangar, con otro grupo de mujeres saliendo de Cantera, otro del resto de las Comunidades del G8. Guaguas repletas de mujeres negras de todo el archipiélago llegando al barrio…
Terminamos esta jornada agradecidas e inspiradas, siempre deseando que seamos más, porque nos deben...
Gloriann Sacha Antonetty Lebrón